- El ADR fue interpuesto por el caso de la niña Fátima Varinia
- No se deben exigir formalismos para reconocer la calidad de víctimas indirectas
Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico, Ciudad de México, 14 de mayo, 2025.- Un fallo que representa un avance significativo en la defensa de los derechos de las víctimas y sus familias, determinó este miércoles la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al aprobar la sentencia en el Amparo Directo en Revisión 5363/2023 sobre el caso de la niña Fátima Varinia Quintana Gutiérrez.
La sentencia, propuesta por la ministra Ana Margarita Ríos Farjat, que reconoce la calidad de víctimas y establece medidas de reparación integral del daño fue aprobada por unanimidad, se trata de un dictamen clave en materia de reparación integral del daño para víctimas de feminicidio, en el caso de la niña Fátima Varinia Quintana Gutiérrez, dice el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).
La resolución establece que no deben exigirse formalismos para reconocer la calidad de víctimas indirectas, ya que esta debe presumirse a partir del vínculo familiar y las afectaciones materiales e inmateriales derivadas del delito.
Asimismo, reconoce los daños ocasionados por el desplazamiento forzado que vivió la familia como medida de protección tras el feminicidio, y que lamentablemente derivó en la muerte de Daniel, hermano menor de Fátima, en Nuevo León, en noviembre de 2020. La Corte ordena medidas específicas de reparación por estos hechos.
Esta organización que por ocho años ha acompañado la lucha de esta familia se congratuló por la sentencia que sienta un precedente histórico para las víctimas indirectas.
Fátima Quintana Gutiérrez
En febrero de 2015, la niña de 12 años fue víctima de feminicidio la comunidad de Lupita Casas Viejas, municipio de Lerma, Estado de México, lo que llevó a su madre y a su padre, Lorena Gutiérrez Rangel y Jesús Quintana, a emprender desde hace 10 años una incansable lucha por la justicia.

Fátima Varinia Quintana Gutiérrez nació cuando Lorena y Jesús ya no esperaban otro bebé, pero llenos de felicidad un 4 de junio del 2002 recibieron a la pequeña Fátima en el Estado de México. Dos años después, nació Daniel, el hijo más pequeño. Fátima estaba completamente encantada con su nuevo hermanito, su “Memito”, refiere un texto escrito por el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD).
La niña fue secuestrada, torturada sexualmente y asesinada, su cuerpo fue encontrado por su madre y por Memito, en una barranca ubicada atrás de la casa de sus asesinos, semienterrado, cubierto por hojarasca, entre tierra lodosa. Los tres feminicidas, sus vecinos fueron detenidos y Lorena impidió su linchamiento, pidió que los entregaran a la policía.
Después siguió un largo y tortuoso camino cuesta arriba, como señaló Lorena Gutiérrez a SemMéxico. Dos de los feminicidas están privados de su libertad: José Juan Hernández, “el narcoasesino” interpuso recientemente un amparo a la sentencia de prisión vitalicia, argumentando una supuesta violación al debido proceso y busca ser declarado inocente. Luis Ángel Atayde Reyes purga prisión por 78 años ocho meses. Mientras que Josué Misael A.R., entonces menor de edad, salió libre en 2022, tras cinco años de detención en un centro de justicia para menores.
Desplazados a la capital de Nuevo León, Lorena y Jesús se enfrentaron a otra falla del Estado mexicano que no les brindó la protección necesaria, el pequeño Daniel, Memito, falleció a causa de una negligencia médica ocurrida en cuatro hospitales de la zona metropolitana de Monterrey.
SEM/sj