Encuentran conexiones entre obras feministas del siglo XIX y novela rosa actual

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  • El cuerpo como registro de experiencias en la literatura
  • Mujeres de mujeres de diversas épocas han narrado afectos y corporalidades

Elda Montiel 

SemMéxico. Cd. de México, 7 de noviembre 2021.- Una charla literaria en la que se analizó cómo autoras de libros de géneros muy diferentes utilizan el cuerpo en la narrativa de sus obras; la novela rosa contemporánea a cargo de Nattie Golubov y la novela de viajes de autoras en el exilio político, por parte de Ronald Briggs especialista en literaturas latinoamericanas de los siglos XVIII y XIX.

En el marco del Conversatorio «Evidencia y Vivencia: Textualidad y Hermenéutica corporal» coordinada por Helena López y Martín de Mauro Rucovsky del CIEG-UNAM del ciclo “Literatura, afectos y corporalidades».

Las conexiones en las obras de las dos autoras feministas del siglo XIX y las autoras de las novelas rosa contemporánea es que integran en su narrativa el cuerpo para describir el sufrimiento y la violencia en el caso de la memoria histórica de las primeras y, en las segundas, cómo el deseo de ser feliz se integra en la lectura de los ritmos de la vida cotidiana.

La conexión se da en las formas de sentir, ensayar nuevas formas de ser conmovidas, narrar tanto el evento que causa este efecto como el efecto mismo.

La otra conexión posible es este acto de desafiar entre merito literario y éxito comercial. Gorriti se puede ganar la vida en la escritura en un momento y en un lugar donde hay pocas posibilidades abiertas para las mujeres. Las autoras de novela rosa viven de su producción y viven muy bien, ha referido Nattie Goluvob.

La escritura como defensa de los derechos indígenas desde el Siglo XIX

Ronald Briggs, profesor asociado en la Universidad de Columbia compartió el análisis de los ensayos de dos viajeras en el exilio del siglo XIX; la argentina Juana Manuela Gorriti, que vivió en Bolivia y el Perú, y la peruana Clorinda Matto de Turner de la misma generación que falleció en el exilio en Argentina.

El especialista en literatura de las Américas de los siglos XVIII y XIX destaca el gusto de las dos escritoras por narrar a través de su cuerpo el dolor de la violencia del camino, revolucionarias las dos en épocas de reforma social, que toman la denuncia afectiva corporal del sufrimiento de la guerra y se compaginan con comunidad y sentido de reforma.

Juana Manuela nace en Salta, Argentina, hija de un general que participó en las luchas de la independencia; durante su vida experimentó periodos de exilio desde la niñez. Se casó con un hombre que llegó a ser presidente de Bolivia, se separó, se fue a Lima, Perú, y se hizo famosa por organizar “Las veladas literarias de Lima” (1876-1877) en su casa donde asistían las escritoras feministas más importantes de la época.

En ese entonces formar parte de un grupo para escritoras mujeres era fuera de lo común.

Emilia Serrano, escritora y periodista de la época, gran viajera, también da cuenta desde Barcelona en 1895 de la Gorriti, lo que delata que gozaba de fama internacional, la describe en un artículo: “Era infatigable para el trabajo, Juana Manuela Gorriti ha sido la escritora sudamericana más popular en una época en que la mujer apenas empezaba a sobresalir y dar pruebas palmarias de su valor intelectual”. Vivía de su pluma y enseñanza.

Juana Manuela Gorriti ejerce un papel de pionera al proponer la educación de las mujeres y al defender su participación en la vida pública y económica de los países americanos. Pone en ejercicio sus ideales y les brinda su apoyo a las escritoras más jóvenes: Clorinda Matto de Turner, Carolina Freyre de Jaimes y Mercedes Cabello, entre otras, darán a conocer sus obras en las reuniones de su casa.

Otra conexión posible este acto de desafiar entre merito literario y éxito comercial por otro lado. Gorriti se puede ganar la vida en la escritura en un momento y en un lugar donde hay pocas posibilidades abiertas a mujeres.

A Juana Manuela en una situación extraordinaria del gobierno de Argentina se le permite regresar a su país natal, una especia de visita, es muy diferente. Salta a Buenos Aires y hace una descripción minuciosa del viaje por ferrocarril, en la que la experiencia corporal de la violencia política y el paisaje se conectan.

Relata una conversación como pasajera del alto peligro del viaje y como a través de su cuerpo registra lo que sufren ella y los viajeros. Ven escenas de degollaciones, fusilamientos, la náusea de la sangre de la violencia, la náusea del viaje por los Andes.

Esto lo relata en La tierra natal (1888) la inclusión en los relatos de lo autobiográfico y lo historiográfico es la característica mayor de su escritura. “Narrar el viaje, narrar el cuerpo funcionar como una medida del espacio y del tiempo, desde la historia de lo que podría estar viviendo”.

Clorinda Matto de Tuner la escritura como defensa de los pueblos indígenas

En el caso de Clorinda Matto de Turner (misma generación 1852, Cusco-1909) destacada escritora peruana precursora del género indigenista utilizó la escritura para defender la vida rural y la defensa de los pueblos indígenas. Fuerte oponente de la iglesia católica por la corrupción, desde una perspectiva de ser católica fiel.

Con Aves sin nido se convertía en la primera novelista peruana que inauguró el indigenismo literario. Fundadora de una imprenta y varias revistas en Lima fue exiliada después del golpe de Estado en 1895 y se refugió en Buenos Aires.

En el ensayo describe como fue la escena en las calles de Lima después de la primera noche del golpe. El nivel de sufrimiento que ocurre en las calles, cómo el cuerpo funciona como registro de la experiencia del sufrimiento, la reproducción de una noche, a diferencia de la visión el sonido algo palpable que llega al cuero y hace vibrar lo corpóreo con la violencia.

La idea de reproducir el sufrimiento y la escena, la revolución produce gritos de sufrimiento, cadáveres, por fines políticos.

La escritora defendió la educación y la emancipación de las mujeres, así como las condiciones de vida de la población indígena con una intensa actividad pública, al mismo tiempo creó un círculo literario. En su viaje a Lima entró en contacto con Juana Manuela Gorriti.

El 1 de febrero de 1896 apareció uno de sus artículos más célebres: Las obreras del pensamiento en la América del Sur, conferencia que había pronunciado el año anterior en el Ateneo de Buenos Aires, en la que evocó a las escritoras latinoamericanas como verdaderas heroínas que «luchan, día a día, hora tras hora, para producir el libro, el folleto, el periódico, encarnados en el ideal del progreso femenino.

En pandemia, en EE.UU. se publicaron 16.2 millones de novelas rosa

La doctora Golubov especialista en Letras inglesas señaló que es un género popular mucho más diverso y complejo de lo que suele suponerse, que aborda todos los subgéneros, y que debe apreciarse lejos del desprecio de los detractores que lo califican como un género escapista y promotor de lectoras pasivas.

En su opinión leer una novela rosa es revivir entre la convención y la familiaridad es una reacción corporal, se disfruta porque es el derecho a leer afectivamente. Las lectoras eligen este género no para escapar de la realidad sino para intensificar la experiencia física.

La novela rosa es una tecnología afectiva su lectura es un objeto feliz, tiene una trama convencional.  

Además, tiene un éxito comercial por lo que como un “desafío feminista” a las autoras no les preocupa que las consideren en el establishment literario ya que viven de su producción y viven muy bien.

Tan solo a nivel mundial la industria publica ocho mil títulos nuevos cada año, la principal editorial Harlequín publica más de 100 títulos al mes en 343 idiomas para 110 mercados en seis continentes.

Durante la pandemia en 2020 se vendieron 16.2 millones de novelas rosas impresas y electrónicas.

En 2015, casi 30 por ciento del total de libros de ficción vendidos en Estados Unidos fueron novelas rosas. Como mercancía cultural el 84 por ciento del público es femenino, 16 por ciento masculino, 53 por ciento tiene entre 18 y 44 años de edad y el 28 por ciento entre 45 y 64 años de edad.

Las principales editoriales transnacionales Harpers Collins dueña de Harlequin, Hachette, Macmillan, Penguin Random House, y Simon & Sechuter, además de editoriales independientes y la auto publicación.

Nattie Golubov expuso que este género ofrece una fotografía de época, son documentos que congelan, vívidamente, su momento histórico porque registran y dramatizan la cultura, las preocupaciones, ansiedades, deseos, fantasías, valores, expectativas, identidades de su contexto socio-histórico inmediato.

Incluso en las narrativas actuales las parejas ya no llegan a casarse, pero si se juntan es un reconocimiento social de que están cambiando las relaciones amorosas.

Lo interesante de la novela rosa es que no esconde su entramado es abiertamente sentimental y cursi, no tiene vergüenza de ello es como la telenovela, el melodrama pueden ser obstáculos no necesariamente se tienen que especificar como hombres o mujeres, se dan cuenta que no son el objeto feliz aprenden o tienen que aprender

Refirió que hay toda una comunidad de novela rosa de las escritoras y de las lectoras fervientes se conocen y se apoyan entre ellas.

La novela rosa está inserta en una industria de lo amoroso, dramas, realitys forman parte de la industria del amor romántico. Hay una geografía amorosa como playas, como los géneros populares se adapta a lo local.

Maya Rodale, una de las autoras, señala que son historias en las que dos individuos llegan a tener una mayor comprensión de sí mismos por medio de una relación romántica, en la que hay obstáculos y momentos oscuros parecen estar perdidos antes del final feliz. También lo define como una tecnología de los afectos que incita sentimientos, ofrece una gramática de la experiencia y aproxima al cuerpo lector a ciertos objetos que se asocian con la felicidad.

Otro rasgo importante son las portadas pues las lectoras son muy perspicaces y así identifican las historias que les interesan; unas novelas tienen rasgos particulares, unas son más eróticas que otras y algunas son series. Nora Roberts es una de las autoras famosas que ha escrito más de 214 novelas, más de 195 de sus libros han alcanzado la lista de bestsellers del New York Times.

En una encuesta realizada en México, Argentina y España revela que las mujeres leen mucho más que el promedio, leen al año entre siete y 15  libros en la noche o en la tarde, lo hacen en el tren, transporte y en vacaciones. El género favorito es la novela romántica seguida por la novela fantástica y de ciencia ficción para las lectoras jóvenes entre 18 y 35 años.  A partir de los 36 años de edad se suman los thrillers y la novela histórica.

En Brasil, a partir de entrevistas con fans, Geovanna Santana Carlos concluye que 98 por ciento de las entrevistadas leen en casa, 64 por ciento en autobús, metro, avión y que las lectoras dicen que sufren de resaca literaria al terminar un libro, ya que no pueden empezar otro porque no se pueden desapegar de la novela concluida.

SEM/em/sj

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