Juego de Palabras| La influencia de las relaciones de poder

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Yaneth Angélica Tamayo Ávalos

SemMéxico, 12 de octubre, 2021.- A lo largo del tiempo, las relaciones de poder y la discriminación por razón de género han impuesto barreras que impiden el desarrollo pleno de las mujeres. Los prejuicios y las prácticas socio-culturales han generado un impacto negativo y diferenciado entre ellas y los individuos con los que comparten el espacio social.

Propiciando desigualdad, inequidad, injusticia, opresión social y económica, que se heredan conforme pasa el tiempo.

Dichas relaciones de poder, han resultado eficaces al permitir a sus poseedores disponer de un poder e influencia, en donde el vínculo con el ámbito económico, político, cultural y simbólico les ha concedido legitimidad.

Produciendo con ello, sociedades compuestas de estructuras originadas por representaciones, percepciones y visiones, que en conjunto permiten el surgimiento de sistemas simbólicos, que contribuyen a construir un mundo reforzado por relaciones de opresión y de explotación, ocultándolas bajo el manto de la naturaleza, la benevolencia y la meritocracia.

Dicha construcción de la realidad ha influido socialmente, pero no se ha percibido como tal, de ahí que las prácticas culturales, sexuales y políticas, desempeñen un papel decisivo en la consolidación de nuevas formas de dominio, en virtud de la correspondencia oculta que los vincula a la estructura del espacio social.

Las relaciones de poder, al estar construidas con estructuras mentales dominadas por percepciones, patrones históricos, costumbres y creencias culturales, basadas en una diferenciación sexual que encuentra su origen en estereotipos.

Propician, aunque en algunos casos de forma inconsciente, la distinción, exclusión, restricción o preferencia a un determinado grupo o sector que se encuentran en una desventaja que, de igual forma fue construida históricamente.

La discriminación no solo se trata de una acción, sino también de una omisión con intensión o sin ella, que tiene por objeto obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos en perjuicio de grupos vulnerables, como es el caso de las mujeres.

De ahí que, aunque tengamos una igualdad formal (legislación) ante la ausencia de igualdad sustantiva (reconocimiento al mismo trato y oportunidades) la discriminación se sigue produciendo, afectando con ello todos los niveles sociales, desde el más personal al más público, provocando una interacción social desigual e inequitativa.

En México, a pesar de que existe un sistema jurídico regulador, no ha sido posible superar las situaciones socioculturales en los que aún existe una brecha de desigualdad y discriminación hacia la mujer y otros grupos.

Lo que ha provocado, la necesidad de implementar medios de optimización, a través de los cuáles el Estado pueda cumplir efectivamente con los niveles de obligación (respeto, protección y garantías) establecidos por las normas internacionales.

La falta de corresponsabilidad entre el Estado y las personas que interactuamos en la sociedad, ha impedido que las relaciones sociales modifiquen los patrones antes mencionados. Si bien, las relaciones de poder han ido cambiando en el transcurso de la historia, estas no han sido de forma tan avanzada para las mujeres.

Debido a que los procesos de transformación que se producen en cada sociedad y en especial en cada persona, han sido insuficientes para modificar la percepción de la situación de vulnerabilidad, en la que se encuentran las mujeres y otros grupos, ocasionando dificultades para hacerle frente al problema.

De ahí que, la solución pueda estar en la necesidad de una historia crítica, que cuestione lo dado, lo establecido y rechace los fundamentos universales, sustituyéndolos por una red de aspectos históricos concretos, en donde sea posible identificar los discursos verdaderos de los falsos; esto es, destruir los mitos que ocultan el ejerció del poder y la perpetuación de la dominación.

La simple empatía, el respeto a los derechos humanos y el reconocimiento de que todas las personas tienen habilidades y potencialidades propias, distintas a las de los demás, permitirá reinventar las estructuras institucionales y los modelos sociales establecidos.

 Una sociedad que basa sus principios en el respeto, la inclusión y la igualdad tiene posibilidades de generar una mejor calidad de vida.

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