• Insulto al INE
• Todos los días millones de mexicanos reciben multas
SemMéxico, 27 julio 2018.- Cuando creíamos que AMLO, siendo ahora ya virtual Presidente de la República empezaría –aprendería- a respetar a las Instituciones, vuelve a sus andadas como si todavía fuese el sempiterno candidato presidencial.
Calificó la sentencia del INE en que le impuso a MORENA (o sea a él) una multa de 195 millones de pesos (una bicoca comparada con los tres mil millones de pesos que los partidos políticos reciben cada año electoral) como una “vil venganza” porque ganó las elecciones, en una paradoja de ingratitud porque fue ese mismo INE el que lo declaró triunfador en la reyerta del pasado primero de Julio.
No en vano hay quienes dicen que la obsesión de AMLO era ganar las elecciones, y que ahora que ya las ganó continúa en ese trance sin dar el siguiente paso al cargo de Presidente de la República.
Algunas personas que estaban contentas porque aquel candidato peligroso para México había, por fin, moderado su discurso antisistémico, y lo cual le valió millones de votos adicionales en las urnas, vuelven a lamentarse de que regrese a las andadas de calificar como integrantes de la mafia del poder a quien disienta de sus deseos (y que a partir del próximo primero de Diciembre se convertirán en órdenes).
Todos los días millones de mexicanos reciben multas, y a tantos más se les notifican resoluciones o sentencias en sus contras por parte de autoridades administrativas o de jueces, y no por ello salen a las escalinatas de sus casas u oficinas (donde ahora AMLO da sus conferencias de prensa) a despotricar contra ellos. La gran mayoría las paga y punto y otros más se defienden en los tribunales de alzada para intentar revertirlas, pero a pocos se les ocurre –más allá de ejercer el sacrosanto derecho al pataleo– a insultar públicamente a las autoridades.
Tras ser nombrada como la próxima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero fue entrevistada, y se le recordó cuando en alguna ocasión AMLO se refirió a los ministros de la Suprema Corte, de la que ella formaba parte, como “maiceados” (expresión vulgar para calificar a quien recibe dádivas para favorecer a una de las partes en un juicio) y contestó que era ordinario que quien perdía en los tribunales dijera que el Juez había sido parcial, así como quien ganaba consideraba a los jueces como paradigmas de la justica. Y eso está bien para los ciudadanos, pero no para los políticos –y menos siendo ya la suprema autoridad, como lo es ya virtualmente López Obrador– quienes formado parte de las instituciones deben respetar las decisiones de sus pares.
Lo más seguro es que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quien resolverá en la alzada la resolución del INE, la revoque y libere a MORENA (o sea al Presidente electo de la República). No solo –aunque debería de ser suficiente– porque efectivamente adolece de algunos excesos, sino porque no van a ser quienes le manchen a AMLO por corrupción el inicio de su gobierno, así sea quien la haya iniciado con éste asunto, en una sentencia definitiva que también podrá calificarse, a contrapelo, de “maiceda”.
El PRI, quien presentó la demanda inicial, solo le pidió al INE que investigara si el Fideicomiso de MORENA para proveer de auxilio a los damnificados del sismo del 19 de Septiembre, había recibido dinero público (lo cual estaría prohibido), y el Instituto resolvió que no, pero fue más allá y dio con otras irregularidades y corruptelas que le valieron la multa (militantes de MORENA formaron un carrusel de depositantes de efectivo que luego otros retiraban).
Salga como salga AMLO de este asunto, ya está salpicado de corrupción. Y eso que aún no comienza el sexenio.