¡Conteste, Presidente!
* Érase una vez un Presidente…
Moisés Sánchez Limón
SemMéxico, 27 de febrero 2020.- Érase una vez, un
Presidente aprendiz de historiador e intelectual de solapas de libros que se
apanicó cuando mujeres despojadas de siglas e intereses políticos tomaron las
calles y volcaron ira e impotencia contenida por la inacción oficial que soslayaba
la escalada de feminicidios y volvió exponencial a este delito.
Érase una vez un Presidente que luego de más de
trece meses de gobernar, asumiéndose adalid de la justicia y prócer
anticorrupción con la vista puesta en el retrovisor, éste que endilga responsabilidad
de todos los males del país a sus antecesores, nunca imaginó que las mujeres lo
arrinconarían desnudándolo dueño de un machismo que lo evidenció falto de
argumentos para enfrentar al problema que en su gobierno se agravó.
Érase una vez un Presidente que no supo responder a mujeres
agraviadas por un rampante machismo que las acosa, estigmatiza y mata, mujeres
que protestaron frente a Palacio Nacional y sólo atinó a pedirles que no le
pinten las puertas.
Y, como si se tratara de la truculenta historia del
perverso y machista neoliberalismo que, del brazo de los también perversos y
machistas conservadores, echó mano de retazos de la decimonónica historia
patria para rescatar a Lucas Alamán –al que asume machista–, a doña Leona
Vicario y a su alteza serenísima Antonio López de Santa Anna, y colgarse de
ellos para esquivar la pregunta de una reportera que simplemente le pidió
identificar a los conservadores que están detrás del 9M.
¿Por qué el temor al
9M? ¿Por qué la embestida para descalificar a ese paro nacional de mujeres
convocado para el 9 de marzo, un día después de celebrarse el Día Internacional
de la Mujer? ¿Por qué atizar a la polarización social, una vez más, para
amortiguar los daños políticos de este movimiento?
Acaso será porque ese
paro se significa, de alguna forma, en una especie de plebiscito en un sector
que ha crecido en derechos y espacios, y cuyo voto es definitorio e implicaría
una prueba de lo que ocurrirá en el proceso electoral intermedio de 2021.
Quizá por ello la infiltración
de mujeres violentas en las marchas, de esas adolescentes que patean
escaparates y destrozan mobiliario público y pintan fachadas y se enfrentan a
tímida fuerza pública que acata órdenes y evita responder, reprimir.
Y mientras, con sus
bemoles, el sector masculino –políticos, académicos, analistas, políticos, legisladores
y et al– se declara en público respetuoso de la convocatoria femenina y de las
protestas de organizaciones feministas, porque amén de sus convicciones las
mujeres sacuden al aparato de justicia y, sobre todo, a la conciencia social
que aún no ha perdido la capacidad de asombro y voltea a ver a un Presidente
que balbucea respuestas a la pregunta recurrente de qué opina de estas
movilizaciones y, en específico, cuál es su postura como jefe del Poder
Ejecutivo Federal frente a una crisis de seguridad que tiene una severa e
insultante cuanto horrenda arista de crímenes contra ellas.
Así, el licenciado
López Obrador escurre el bulto y, desde el púlpito en el Salón Tesorería de
Palacio Nacional pontifica:
“Los mexicanos somos
buenos, no nacemos malos, son las circunstancias y lo tengo probado”.
Y la reportera Shaila
Rosagel, corresponsal de Grupo Healy, El Imparcial, de
Sonora; La Crónica, de
Mexicali; y Frontera, de
Tijuana, alza la mano y micrófono en ristre pregunta:
–Presidente, tengo una pregunta sobre
feminismo. Ante las manifestaciones de mujeres, ¿qué acciones puntuales para
frenar los feminicidios y la impunidad ha considerado, además de una posible
campaña en contra del machismo que mencionó ayer (…)?
Y el señorpresidente afoca la mirada y responde:
–Bueno, nosotros estamos atendiendo
el problema de la inseguridad y de la violencia de manera integral. Y no
queremos violencia, no queremos que se agreda, que pierdan la vida niñas,
niños, mujeres, ancianos, jóvenes, no queremos que haya asesinatos, no queremos
que haya violaciones a derechos humanos en general y se cuida a la población vulnerable,
ayer lo comentaba, desde luego niñas, niños, mujeres, adultos mayores.
(…) Muchos, por ejemplo, alegan o
argumentan, dicen: ‘Sí está bien atender las causas, sí está bien que no haya
pobreza, sí está bien lo social, pero concretamente ¿qué se va a hacer?’.
Y son muy dados, porque eso fue lo que prevaleció durante mucho tiempo, a crear
leyes más severas o a proponer leyes más severas, fiscalías, medidas
coercitivas. Nosotros pensamos que hay que atender las causas, que la paz y la
tranquilidad son frutos de la justicia.
Entonces el licenciado López Obrador
descalifica a diputados y senadores y al propio fiscal General de la República
que han atendido a la exigencia de las mujeres de más seguridad y cero
impunidad contra delincuentes que violan y asesinan. ¿No importa que diputados eleven
a 85 años la pena de prisión contra funcionarios públicos que incurran en
feminicidio?
Y el señorpresidente se va por la
salida fácil, por aquella que no melle a su popularidad ni arranque una pluma
al ganso y, salomónico a modo, desliza:
“Nos pueden decir: ‘gobierno
blandengue, no hay orden’. No, libre manifestación de las ideas. Y que cada
quien asuma su responsabilidad, porque la gente no ve bien la violencia, la
violencia está mal vista”.
Pero luego, sin responder a la
pregunta de cómo frenar los feminicidios, se va a la historia personal con
abiertas mentiras, en insulto a la memoria de la historia reciente y no tanto,
como cuando encabezó la toma de pozos petroleros o secuestró al Paseo de la
Reforma en 2006 y se autoproclamó “presidente legítimo”:
–Entonces, un movimiento… Pues yo fui
opositor muchos años, muchísimos y sabemos muy bien, además nunca usamos la
violencia, nunca rompimos un vidrio, nunca tomamos un palacio municipal, nunca
quemamos una instalación, siempre fue pacífico nuestro movimiento, porque el
que actúa con violencia no tiene apoyo ciudadano. Es la no violencia el camino.
Pero, la colega insiste:
–Presidente. Durante el fin de semana hubo una serie
de descalificativos hacia el paro Un día sin nosotras.
Usted ha dicho que los conservadores
están detrás de este movimiento. Muchos colectivos y mujeres se han sumado,
incluso los mismos colectivos de mujeres han dicho en redes sociales, han
aclarado que el paro no es contra usted y que sí hay políticos que se quieren
colgar del movimiento, lo han reconocido, pero la esencia no tiene nada que ver
con algún partido político, sino se trata de visibilizar la violencia en contra
de las mujeres.
¿Tiene usted, presidente, alguna evidencia que le
lleve a expresar que hay manos ajenas a los movimientos de mujeres detrás de
este paro convocado para el 9 de marzo?
El licenciado no se despeina y echa
mano de sus apuntes de historia patria y responde con una conclusión
¿histórica?:
–Es que lo dije, no es por antonomasia, sino por la
historia, los conservadores siempre han sido machistas.
Y, bueno, en esta disertación el
señorpresidente escurre el bulto, esquiva la respuesta, evita identificar a los
conservadores machistas de este momento y año, pero le da un raspón a Lucas
Alamán y lo califica machista y concluye que “hay como una especie de amnesia
en algunos, es hasta ahora que se está descubriendo el que se abusaba de las
mujeres o se abusa de las mujeres, que hay estos crímenes que deben ser
enfrentados, combatidos”.
Entonces, la colega y los colegas convidados de
piedra, ayunos de posibilidad de refutar al señorpresidente, se quedan con la
versión de que los conservadores son machistas. ¿Y qué de los feminicidios,
Andrés Manuel? ¡Conteste, Presidente!
Conste.
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