Los Hermanos Mayo, María Idalia, Gualberto y “El Perro” Aguayo
Un descanso mental, aunque sea corto
Jorge Herrera Valenzuela
SemMéxico, 7 julio 2019.- En la vida de este hermoso
México, siempre encontraremos una interesante historia protagonizada por
humanos. En el acontecer diario, hombres y mujeres, individual o colectivamente,
realizan trabajos e investigaciones, así como revelan y proyectan sus
facultades creativas. Dejan huella de su paso por este mundo y nos transportan
a momentos felices del pasado, permitiéndonos deambular por rumbos que
desconocemos. Desde antes de entrar a la inmediatez en las comunicaciones, de
la televisión, de las computadoras y de los teléfonos inteligentes, impulsados
por las circunstancias, la capacidad humana nos legó un voluminoso expediente
para estudiarlo, entenderlo y perfilar el futuro.
Considero que necesitamos un descanso mental, aunque
sea corto. Por ello hoy comentaré sobre aspectos cotidianos, no ligados a la
vida violenta e insegura que vivimos. Encamino mis pasos hacia el medio
periodístico mexicano y concretamente al de los reporteros y fotógrafos del
diarismo, precisando que desde los años 70 a los ases de la lente los conocemos
como reporteros gráficos y de un grupo de ellos escribiré algunos pasajes.
Terminada la Guerra Civil Española, México mantuvo
abierta las puertas hospitalarias para los españoles. Recordemos que desde 1937
el presidente Lázaro Cárdenas del Río brindó
el asilo primero para “Los Niños de Morelia” y dos años después arribaron
escritores, artistas, intelectuales y hombres que se abrieron camino como
comerciantes, industriales. En los años siguientes recibimos a otros más, entre
ellos cinco originarios de Vigo, España, que estaban dedicados a otorgar
servicios fotográficos de prensa, a periódicos y revistas, y que nos dejaron cinco
millones de negativos, blanco-negro y color, que desde 1994 se encuentran en el Archivo General de la
Nación y son el testimonio de múltiples sucesos registrados en el país. Sus
autores, Los Hermanos Mayo.
Allá por los años cuarenta, después de la Guerra
Civil Española, se establecieron en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México,
cinco fotógrafos que se iniciaron en esa actividad en su natal España y por
décadas, en México, prestaron sus servicios a diarios y revistas, así como a
publicaciones extranjeras. Siempre fueron independientes y ampliamente
reconocidos por su eficiencia, además por ser fotoperiodistas muy estimados. En
2007 recibieron un Premio Nacional de Periodismo.
Bueno, pues ellos fueron Francisco “Paco”, Julio y Cándido Souza Fernández, a quienes se
unieron desde Madrid, Faustino y Pablo
del Castillo Cubillo. El primero de los cinco mencionados, Paco, en los
años 30 se inició como fotógrafo en la aviación militar española y estuvo en
misiones peligrosas; después decidió dedicarse al fotoperiodismo y a él se unieron
sus hermanos Julio y Cándido. Más adelante Faustino y Pablo quedaron integrados
a Fotos Souza, nombre que
sustituyeron por el de Fotos Mayo,
en virtud de que constantemente eran acosados por la policía española, en
virtud de que Paco era anarquista.
Después del mediodía del 26 de septiembre de 1949,
cuando regresaba de Oaxaca, murió Paco
al desplomarse el avión en que viaja. El accidente ocurrió en El Pico del
Fraile, precisamente en el volcán Popocatépetl. Ahí también perdieron la vida
el senador Gabriel Ramos Millán y la
actriz de cine Blanca Estela Pavón Vasconcelos. Él fue conocido como
“El Apóstol del Maíz” y ella era una artista muy popular, tenía 23 años de
edad, por las películas que filmó al lado de otro ídolo, Pedro Infante, quien 8 años después también moriría en accidente
aéreo.
Los Hermanos Mayo cubrieron
periodísticamente los desastres provocados por la naturaleza, eventos
deportivos, las corridas de toros en las plazas ya desaparecidas de La Condesa
y El Toreo; Faustino era asiduo al burladero de los fotógrafos, perdón de los
reporteros gráficos, en la Monumental Plaza México donde se encontraba con mis
amigos Jaime A. Arroyo Olín y Agustín
“El Chino” Pérez, también extraodinarios reporteros gráficos del diarismo
mexicano.
En lo personal con Faustino y con Pablo me tocó
cubrir muchas noticias; un hijo de Pablo fue mi compañero en los Noticieros de
Canal 11 IPN.
Cándido fue el primero de
los cuatro, en dejar este mundo; en 1984, a los 63 años. Faustino se acercó al siglo, pues murió en 1996 a los 93. El que sí
completo los 100 años fue Julio,
quien falleció el 26 de junio de 2018. El pasado 27 de junio, a los 97, se fue Pablo.
LA PRIMERA TELENOVELA, EN 1958
Apenas el lunes pasado, el primer día de julio,
murió la actriz María Idalia (María
Idalia García Rubí) que era la penúltima sobreviviente del reparto estelar
de la a telenovela, Senda Prohibida,
que apareció en las pantallas de televisión, naturalmente en blanco y negro, de
Telesistema Mexicano, hoy Televisa. Fue en junio de 1958, a las 19:30 horas,
Canal 4 (hoy Foro TV), con duración de media hora de transmisión cada uno de
los 50 capítulos, con Jesús Gómez
Obregón como productor.
Entérense quienes fueron los actores y las actrices,
pero antes les comento que hubo dos debutantes: la niña de 8 años, María Antonieta de las Nieves (sí, La
Chilindrina) y el joven coahuilense
Héctor Gómez Sotomayor. En orden de aparición, como dicen, anote: Silvia Derbez, Dalia Iñiguez, Bárbara Gil,
María Idalia, Alicia Montoya y María Antonieta de las Nieves. Los galanes
encabezados por Paco Jambrina, Héctor
Gómez, Julio Alemán, Augusto Benedico, Luis Beristaín, Jorge Lavat, Miguel
Suárez y Rafael Banquels, quien también fue el director de la telenovela,
pionera en su ramo.
Bien, de todos los mencionados la que sigue en este
mundo, es la famosa “Chilindrina”,
cuyo nombre real es María Antonieta Gómez Rodríguez, esposa de Gabriel
Fernández y madre de Gabriel y Verónica Fernández Gómez. Esta mujer originaria
de Santiago Ixcuintla, Nayarit, alcanzó la fama internacional con su personaje
que formaba parte de la serie El Chavo del 8, ideada, producida, actuada y
dirigida por Roberto Gómez Bolaños,
Chespirito.
GUALBERTO Y “EL PERRO” AGUAYO
Con variación de unos días, otros dos personajes
fallecieron. El jueves 27 de junio Gualberto
Castro (Gualberto Antonio Castro Levario) y el miércoles 3 de julio, Pedro “El Perro” Aguayo Damián. Ambos
acapararon la atención del público y éste los colocó en el primer plano del
ambiente artístico y de la controvertida lucha libre, respectivamente.
Gualberto desde muy
jovencito encamino sus pasos como intérprete de canciones románticas,
triunfando como parte del grupo que formaron sus primos hermanos Jorge, Javier y Arturo Castro Muñoz,
conocidos en los años 50 como “Los
Panchitos” y años después como Los
Hermanos Castro. Pero Gualberto también fue un solista victorioso y en los
Festivales de la OTI (Organización de Televisión Iberoamericana)obtuvo primeros lugares. Aplaudido en
México, en el Sur de los Estados Unidos, en países latinoamericanos y europeos,
el actor y cantante vivió casi 85 años.
Gualberto Antonio estuvo casado, nada más seis veces
y sus esposas fueron: Altia Michel Herrera,
Suzanna Edwars, Mariana Castro, Alejandra Walliser, Alexis Córdova y Gudran
Becker. Deja dos hijos, bueno una hija, Altia Castro Herrera y un hijo, Juan Antonio Castro de la Cruz.
Don José Santana Aguayo y doña Gabina Galván Puentes
procrearon ¡16 hijos!, uno de ellos fue el ahora legendario “Perro Aguayo”, originario de
Nochixtlán, Zacatecas, que comenzó en su juventud a trabajar en un amasijo de
pan, después incursionó en las tareas de zapatero, practicó el futbol y batalló
como boxeador, para finalmente definirse como luchador, el deporte de las
maromas y costalazos. Además participó en algunas películas de largo metraje.
Durante una época la familia vivió en Tala, Jalisco,
donde el pasado miércoles dejó de existir “El
Can Zacatecano”; de ese bonito municipio se fueron a Guadalajara. El 10 de mayo
de 1970 Pedro debutó como luchador haciendo pareja con “El Indio Jerónimo” y se
enfrentaron al dueto de Alfonso Dantés y Red Terror, logrando su primera
victoria en el cuadrilátero. Siguieron los triunfos, se internacionalizó y
fundó, con otros compañeros luchadores, la famosa Triple A, la AAA,
(Asistencia, Asesoría y Administración).
Antes de su retiro en marzo de 2001, “El Perro” fue
entrevistado, en diferentes fechas, por mis colegas Ricardo Rocha, Guillermo Ochoa y Cristina Pacheco. El luchado de
Nochixtlán fue un hombre carismático y lamentablemente fue víctima del
alzhéimer. En su última aparición, se enfrentó a Universo 2000, en “una máscara
contra cabellera” y Pedro perdió su melena.
Hace cuatro años en el ring, cuando estaba en plena
acción, en Tijuana, Baja California, perdió la vida su hijo del mismo nombre y
apodo Pedro “Perro” Aguayo Jr. y este fue el golpe más duro que
sufrió quien hoy, a sus 73 años, emprendió el viaje sin regreso. El vástago del
zacatecano fundó su empresa denominada “Los Perros del Mal”, también contando
con la participación de varios de sus compañeros.
P.D. Pues bien hoy cierro mis comentarios refiriendo
el homenaje póstumo que auténticos reporteros diaristas, columnistas,
articulistas y comentaristas, sin la presencia de políticos, rendimos a nuestro
siempre recordado Adrián Ojeda Román,
pionero del periodismo radiofónico, apasionado realizador de audiosintesis
periodística, locutor y excelente amigo y compañero. El Auditorio Octavio Paz,
en el Senado de la República, estuvo abarrotado y ahí oímos una muy completa y
cariñosa semblanza de Adrián, elaborada y leída por Javier López González. Escuchamos pensamientos y reflexiones en
torno a la vida profesional y privada del homenajeado. Hablaron, entre otros: Abelardo Martín Miranda, Demetrio Bilbatúa,
Arnulfo Domínguez Cordero y la presidenta de la Asociación Nacional de
Locutores, Rosalía Buaún Sánchez. El
evento fue organizado por dos periodistas, Patricia
Solís y Erasmo Calderón; por
supuesto estuvieron presentes sus familiares. Uno de sus hijos y uno de sus
nietos pronunciaron sentidas palabras.
jherrerav@live.com.mx