Primeras telegrafistas de Panamá. Únicamente hemos podido identificar a Isabel Méndez de Ramírez, Carmen Méndez y Hermelinda Parrilla de Palacios, quiene aparecen en compañía de don Luis Ramírez. / Épocas, septiembre de 1986.
Las rutas postales eran largas y a menudo peligrosas. Los correos internacionales podrían tardar semana o meses en llegar a su destino debido a la distancia y los desafíos logísticos
Amalia Aguilar Nicolau*
SemMéxico, Ciudad de Panamá, 10 de junio, 2024.- Desde la época precolombina, Panamá ha sido testigo de la evolución de los sistemas de comunicación. Antes de la llegada de los españoles, ya existían sistemas de transmisión de mensajes en América, como el Paynani en América Central y posiblemente el Chasqui en el sur. Estos sistemas permitían a los mensajeros correr por rutas específicas para comunicar asentamientos humanos y comerciales.
Con la llegada de los españoles en 1501 y 1502, Panamá adoptó el sistema europeo, formando un mestizaje de formas postales. Durante la época colonial, el sistema postal era una extensión de la administración postal del Virreinato de la Nueva Granada. El correo atravesaba el istmo utilizando rutas como el Camino Real y el Camino de Cruces, facilitando el tránsito de correspondencia entre el Atlántico y el Pacífico.
De acuerdo con Vladimir Berrío-Lemm, jefe del Servicio Filatélico de Panamá, “estas rutas eran cruciales para la transferencia de correspondencia y mercancías, convirtiendo a Panamá en un punto de tránsito vital para el comercio entre Europa y las Américas. El correo era transportado principalmente por medios físicos, como a caballo, en carretas y por barcos”.
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Las rutas postales eran largas y a menudo peligrosas. Los correos internacionales podrían tardar semana o meses en llegar a su destino debido a la distancia y los desafíos logísticos.
En Panamá, la ruta postal principal atravesaba el istmo aprovechando la ubicación estratégica del país como punto de tránsito. Las oficinas postales se ubicaban en las principales ciudades y puertos como la ciudad de Panamá y Colón.
Pero la inauguración del primer ferrocarril interoceánico, inaugurado en 1855, jugó un papel crucial en la transformación de las comunicaciones a través del Istmo de Panamá. Estábamos estrenando las innovaciones tecnológicas que impactaban en el progreso de las naciones del mundo.
La revolución del telégrafo
La primera comunicación telegráfica en Panamá se realizó el 12 de agosto de 1855. El operador Oscar Willis envió un mensaje desde la ciudad de Colón al superintendente de la compañía del ferrocarril, George Totten, marcando un hito importante en la historia de las telecomunicaciones del país. Este mensaje decía: «Saludos de J.W. Jonhson, estamos listos para escucharlos del otro lado». Este evento no solo mejoró las comunicaciones internas, sino que también posicionó a Panamá como un pionero en la adopción de tecnologías modernas en la región.
Este primer telégrafo, que funcionaba con la tecnología que Samuel Morse había desarrollado en 1836, que conocemos como el “código Morse” y consiste en un sistema binario a partir de tres elementos: punto, raya y espacio, con el cual se conseguía transmitir mensajes en horas en vez de días (como un antecedente del Whatsapp); pertenecía a la compañía del ferrocarril.
Una anécdota interesante, publicada en un artículo de La Estrella de Panamá en 2018 por Yelina Pérez, relata que el tendido telegráfico entre Colón y la Ciudad de Panamá se completó en un tiempo récord de 25 días, a un costo de 13,500 dólares.
Un telégrafo para el Istmo
Sin embargo, no es hasta 1873 que el Istmo empieza a plantearse la necesidad de un sistema telegráfico en el departamento. Para esto era forzoso la adquisición de aparatos y accesorios para el telégrafo eléctrico, la instalación de postes y cables, así como la capacitación de personal en la operación del equipo y conocedores del código Morse.
A pesar de que fue aprobado por el Estado Soberano de Panamá en 1874 un plan para establecer un telégrafo eléctrico para comunicar Panamá, Colón y el interior, hubo que esperar 17 años para que esto se hiciera realidad.
En 1891 inician los trabajos para instalar la línea telegráfica en el Istmo, y como la compañía del ferrocarril se opuso a que llegara hasta Colón, utilizando un argumento de “derecho de exclusividad”, la línea se extendió principalmente hacia el interior del departamento.
Además, se nombró a Manuel E. Amador como telegrafista en la Secretaría General de la Gobernación y al año siguiente, 1892, se crea la primera Escuela de Telegrafía Eléctrica del Istmo de Panamá.
Y aquí es donde aparece un elemento importantísimo de esta historia. Aunque se trataba de una escuela mixta, inicia con una matrícula de 20 alumnas “debiendo aportar un fiador que con 25 pesos garantizaba su asistencia a clase, sujetas a un horario de 8 a 10 am y de 2 a 5 pm todos los días hábiles y bajo la supervisión de la señora Asunción López de Harvey”, cuentan en la web Del telégrafo a la radio.
Las primeras telegrafistas
En enero de 1893, la Escuela de Telegrafía abrió sus puertas a sus primeras alumnas, entre ellas Carmen Alba, Angélica Alba, Laura Mendoza y María Navarro. Durante seis meses, estas mujeres se entrenaron intensivamente en la operación de equipos telegráficos y en el uso del Código Morse. Su graduación en julio de 1893 marcó un hito en la historia de la educación y el empleo para las mujeres en Panamá.
Del telégrafo a la radio, también describe como Laura Mendoza, una de las graduadas, expresó en su discurso de graduación: «Se nos abre una carrera a nosotras las mujeres. Quizás no seamos dignas de llevar nosotras también un pequeño contingente a la obra del progreso de la patria». Este sentimiento reflejaba no solo su orgullo personal, sino también el creciente reconocimiento de la capacidad de las mujeres para contribuir significativamente al desarrollo tecnológico y económico del país.
La telegrafía no solo facilitó la comunicación rápida y eficiente, sino que también abrió nuevas oportunidades laborales para las mujeres, convirtiéndose en una de las primeras profesiones tecnológicas del istmo.
En una época en que las mujeres tenían pocas oportunidades laborales, estas telegrafistas rompieron barreras y demostraron que las mujeres podían desempeñar roles técnicos y profesionales.
Ya en el Directorio de la ciudad de Panamá de 1898 aparece que, “la ciudad capital se comunica por telégrafo con las principales ciudades del Departamento, a saber: con Colón, Chorrera, Chame, Penonomé, Aguadulce, Santiago, Soná, Remedios, Horconcitos, David, Pesé, Chitré y Las Tablas. La Línea de Colón pertenece a la Compañía del Ferrocarril, pero ya está decretado construir una por cuenta de la Nación. La línea de Panamá a Las Tablas y puntos intermedios mide 675 kilómetros”.
También en esta publicación se menciona a María Navarro como la telegrafista principal y a Angélica de Alba como ayudante. La oficina estaba ubicada en la Carrera Nariño, calle 1 con un horario de 7 am a 5 pm. De ahí en adelante el importe de la tarifa se duplicaba, al igual que los sábados, domingos y días feriados.
Las tarifas de envíos de mensajes iban desde los 20 centavos de 1 a 10 palabras hasta 40 centavos si se pasaba de 50 palabras.
La implementación y el funcionamiento eficiente del telégrafo contribuyeron al desarrollo económico y social de Panamá. Estas mujeres ayudaron a sentar las bases para un sistema de comunicaciones que apoyaría el crecimiento y la modernización del país.
*Periodista Panameña. Fundadora de la Red de Periodistas Centroamericanas. Responsable de edición digital de la Televisora Nacional de Panamá, donde tiene a su cargo la sección Historias de Panamá.